La malnutrición en la ciudad es un problema que preocupa y que se agrava en momentos de inflación como el que atraviesa el país actualmente. El último relevamiento realizado por la organización social Barrios de Pie arrojó que el 42% de las personas que asisten a comedores está malnutrido y el 61% son menores de 2 años. Cabe señalar que malnutrición no es lo mismo que desnutrición. Tal vez un niño o niña que se ve “sanito” como decían las abuelas porque tiene un alto peso, en la realidad no tiene los nutrientes adecuados y solamente sufre de sobrepeso por la ingesta de grasas e hidratos de carbono.
Con un panorama de casi un 60 % de inflación para este año organizaciones sociales cortan rutas, hacen ollas populares, se movilizan en reclamo por el aumento de los subsidios que permiten el acceso a, por lo menos, una comida diaria de los sectores más vulnerables.
Con este programa la municipalidad además de asistir con alimentos debe garantizar que esos productos sean de calidad y cumplan con ciertos parámetros nutricionales. Para eso es crucial la inclusión de carnes, frutas, verduras y lácteos.
También debe monitorear la talla y peso de la población objetivo, controlar los precios en almacenes de cercanía y promover “precios cuidados”, capacitar en huerta y distribuir semillas además de capacitar a quienes proveen alimentos en comedores y merenderos.