Neuquén.- Noemí Fiorito de Labrune, residente del Alto Valle, vivió la dura experiencia del golpe militar en Argentina y fue convocada por el obispo Jaime De Nevares durante la dictadura para fundar la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) en Neuquén.
No obstante, desde allí lideró las primeras denuncias contra violaciones a los derechos humanos y continuó luchando por la justicia incluso en la democracia.
Junto a su esposo, Cristián, llegaron a Neuquén en los años 70, tras trabajar en El Chocón. Se involucraron en la causa cuando De Nevares apoyó a los obreros en huelga de la represa hidroeléctrica.
Labrune apoyó un papel crucial en la búsqueda de justicia. A pesar de no tener hijos desaparecidos, golpeó las puertas del Comando de la Sexta Brigada en 1977 para averiguar el destino de los secuestrados y detenidos. Incluso se enfrentó a amenazas.
En 2008, vio la condena de ex jefes militares que actuaron en el centro clandestino «La Escuelita» en Neuquén, donde abrió la ronda de testigos. En total, siete juicios se han llevado a cabo desde entonces en Neuquén.
El obispo De Nevares la comparó con Sherlock Holmes debido a su agudeza e incansable búsqueda de pruebas. Labrune ha sido una defensora incansable de los derechos humanos y una luchadora por la justicia en Argentina.