Neuquén.- La acumulación compulsiva de objetos, también conocida como «síndrome de Diógenes», es un trastorno psicológico que afecta a aproximadamente el 1,5% de la población mundial, según un estudio publicado en la revista Journal of Clinical Psychology.
En Argentina, se estima que alrededor de 600 mil personas padecen este trastorno, lo que representa un importante desafío para la salud pública y la asistencia social en el país.
La problemática de los acumuladores es compleja y multifacética. La acumulación excesiva de objetos puede generar condiciones de vida insalubres y peligrosas, ya que los espacios se llenan de objetos que pueden ser un foco de incendios, caídas y otros accidentes.
Además, la acumulación también puede tener un impacto negativo en la salud mental y emocional de los acumuladores y sus familiares, ya que puede generar sentimientos de culpa, vergüenza y aislamiento.
Cristian Haspert, de Limpieza Urbana de la municipalidad, conoce de cerca estas cuestiones dado que encabeza los operativos una vez que se coordinan las tareas con la familia que atraviesa la dificultad.
«El primer caso del barrio Villa Ceferino fue una puerta para hablar y tratar estos casos. La persona que acumula es una y su familia o seres queridos son los que piden ayuda. Es importante que la persona que padece la enfermedad este de acuerdo», explicó el funcionario en contacto con el móvil de La Red Neuquén.
Por su experiencia, el funcionario remarcó que «esto sucede porque ocurre algo con esa persona o familia, que probablemente pasa por una situación triste y deriva en la acumulación de objetos».
Sobre el trabajo de este miércoles, contó que la casa ubicada en Copahue y Correntoso tenía una gran cantidad de residuos. «Recicladores y chatarreros retiraron todos los objetos que se podían comercializar, es decir que había mucha más basura de la que se puede ver ahora», detalló.
Por otro lado, Haspert confirmó que están en tratativas de otros dos casos de acumulación excesiva. «En Gran Neuquén y en Islas Malvinas tenemos situaciones de debemos atender. Nos encontramos dialogando con las familias para llevar a una resolución».
«Los trabajos de limpieza llevan calma a las familias afectadas y también a todos los vecinos que residen en las inmediaciones. No debemos olvidarnos que estos vasos generan suciedad, malos olores y propagación de roedores», cerró.