Alemania.- Este 16 de diciembre de 2020 se cumplen 250 años del nacimiento de la persona más importante para la música del mundo: Ludwig van Beethoven.
El compositor nació en 1770 en la ciudad alemana de Bonn. Por ese entonces, estaba ubicada en el Arzobispado de Colonia, en el Sacro Imperio Romano Germánico.
Es, sin duda, uno de los artistas que, además de la enormidad de su música, goza de una popularidad que excede a la academia.
Se sabe que en sus últimos tiempos era sordo, que tenía mal carácter, que compuso la Novena de memoria y que cuando terminó de dirigirla se quedó en el podio sin notar que la sala se venía abajo de aplausos hasta que lo obligaron a darse vuelta y observó al público.
Esa extraña familiaridad con la gente común, que guarda en su memoria la imagen desmelenada que le dan las ilustraciones y las pequeñas esculturas atesoradas en las casas de los pianistas, es distinta al conocimiento que se tiene de otros músicos de su calibre.
Muerto en Viena, Austria, a los 56 años, Beethoven recorrió desde el clasicismo hasta el romanticismo.
Compuso nueve sinfonías, dos misas, tres cantatas, treinta y dos sonatas, más cinco conciertos para piano, uno para violín, un triple concierto para violín, violonchelo, piano y orquesta, dieciséis cuartetos y una ópera.
Por las razones que fueran, Beethoven nunca se casó ni tuvo hijos. Testigos de su época lo definían como un individuo que no lograba seducir a las mujeres, quizá por su apariencia o por su carácter. Hubo sin embargo una carta encontrada entre sus papeles, dedicada a una «Amada inmortal» cuya identidad quedó en el misterio.