Buenos Aires.- El CEO para la región de General Motors anunció que la filial brasileña dejará de venderle vehículos a la Argentina. Según argumentó, la medida se debe a la falta de divisas que tiene la sucursal de Buenos Aires por las restricciones impuestas por el gobierno de Cristina Kirchner.
Jaime Ardilla, presidente de GM para la región, aseguró que la medida es transitoria. «Las cosas se van a normalizar cuando se solucione el problema con los holdouts», evaluó. Fuentes del sector estiman que la filiar local debe casi u$s2.500 millones. En una entrevista con el diario Valor, Ardila sostuvo que la política cambiaria le preocupa a las empresas de Brasil, particularmente porque creen que existe una perspectiva de nuevas «desvalorizaciones del peso».
La decisión de General Motors surge en momentos en que el Poder Ejecutivo negocia con las automotrices para prorrogar el plan Procreauto. A cambio de ello, el ministro de Economía Axel Kicillof prometió que los dólares irán apareciendo. La Argentina atraviesa una fuerte crisis de reservas por su déficit en la balanza energética y el pago de servicios de deuda.
Le medida fue leída en Buenos Aires como una maniobra de más presión para que el Gobierno libere dólares. Este viernes comenzarán las reuniones por separado con las distintas automotrices que operan en el país. De no haber cambios en el corto plazo, la medida adoptada por la automotriz norteamericana podría afectar la venta de tres modelos que GM compra a Brasil: se trata del Onix, el Prisma y la pick up S-10. Generalmente, las terminales cuentan con stock para un mes de venta, por lo que hasta octubre la demanda estaría cubierta.
l diario paulista reprodujo además declaraciones del presidente del grupo Fiat/Chrysler en América latina, Cledorvino Belini, quien dijo que la «tendencia» es «disminuir» los volúmenes de exportación hacia la Argentina y «continuar con la importación de autos». También se planteó que la situación podría mantenerse hasta que el resultado de la balanza comercial del sector, tradicionalmente superavitario para Brasil, se revierta en favor del gobierno de Cristina Kirchner.