Roma, Italia.- Francisco se dirigió a sus fieles en la Plaza San Pedro como es habitual y allí habló y pidió por los refugiados que hoy hay en todo el mundo.
«¿Cómo es posible que tanto sufrimiento caiga sobre mujeres, hombres y niños inocentes que cuando tratan de entrar en otra parte les cierran la puerta? ¿Dónde está Dios?», se preguntó Francisco.
«Inmigrantes de hoy que sufren, que sufren al aire, sin comida, y no puede entrar. No sienten la acogida. Por eso me gusta tanto sentir cuando las naciones y gobernantes abren el corazón y las puertas», aseveró el Papa.
«¿Y cuántos de nuestros hermanos están viviendo en este momento la situación real y dramática del exilio, lejos de su tierra natal, con los ojos todavía en los escombros de sus casas, con miedo en el corazón y a menudo, por desgracia, el dolor por la pérdida de seres queridos?. En estos casos se puede preguntar, ¿dónde está Dios?», finalizó.