“Envolvelo para llevar, por favor”

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 Por Nieves Villanueva

La presentación de un proyecto de ley en Neuquén que establece regulaciones para la donación de alimentos generó la inquietud de saber qué se hace con la comida que se produce pero no se vende. Actualmente las leyes que existen depositan en quien dona la responsabilidad sobre cómo impacte el producto entregado en quien lo recibe. Eso limita la cantidad de donaciones para evitar problemas.

El concepto de desperdicio de alimentos se vincula al descarte que se genera en las etapas de comercializacion y consumo, es decir, cuando los alimentos son aptos para el consumo humano pero se descartan por algún motivo.

En Neuquén varios supermercados tienen acuerdos particulares con organizaciones o fundaciones y realizan donaciones periódicas en forma de vales o con mercadería concreta. Pero no todos.

Por su lado, los locales gastronómicos fomentan que los sobrantes de comida se lleven en los “doggie bags”. También practican una cautela extrema en la transformación de materia prima a producto elaborado para evitar lo más que se pueda el desperdicio. Pero siempre quedan residuos, que van a la basura y se sacan en horario de recolección especial para el rubro.

En cuanto a los súper e hipermercados la Cámara Argentina de Supermercados se rige por una guía para donaciones de alimentos elaborada por GS1 Argentina (consultoría de servicios para empresas) y el Banco de Alimentos con el objetivo de documentar los requerimientos básicos para iniciar a las empresas en el circuito de mejora en los procesos de donaciones.

Desde Cáritas informaron que otro inconveniente que aparece en este trayecto entre quien tiene de más y quien tiene de menos es la logística. Trasladar los productos tiene un costo de recursos y tiempo que no siempre alcanzan.

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), publicó el Índice de Desperdicio de Alimentos 2021, el cual encuentra que el 17% del total de alimentos disponibles para los consumidores se desperdicia.