Para mi es social.
Esta semana se puso en la agenda de los medios la preocupación de un grupo de comisiones vecinales ante la cantidad de suicidios que se dan en los barrios neuquinos.
Es un tema sensible, delicado y difícil de abordar, ya que el riesgo de lastimar o estigmatizar a alguien está muy cerca. Desde los medios hay un protocolo de no cubrir como noticia cuando se produce un suicidio (a menos que haya causado alguna situación pública muy notoria), pero eso también de algún modo impide hacer un tratamiento respetuoso del tema.
Consultados sobre qué hacer al respecto tanto el siquiatra referente del Centro de Salud Mental Austral, José Lumerman como la directora provincial de salud mental Paula Alegría, refirieron que sí es importante hablar del suicidio.
La salud mental de la población es una de las menos abordadas y más discriminadas. Sin embargo, a partir de la pandemia del 2020 se hizo urgente tomar medidas porque los casos crecieron exponencialmente. Además, hay algunos cambios en la epidemiología que llaman la atención; como la creciente cantidad de menores de 18 años y la mayor cantidad de mujeres que cometen suicidios.
Y ¿por qué hay que hablar? Para prevenir: cuando una persona llega al punto de tomar la decisión de terminar con su vida, antes hubo muchos síntomas, muchas señales que, tomadas a tiempo, podrían haber evitado ese final.
“Una persona con depresión padece la vida por no tener voluntad ni deseos, todo lo ve oscuro y sin sentido, se siente culpable por su condición y ser una carga para todos, y así va acumulando niveles de odio que cae sobre su ser. Se podría decir que el acto suicida es el último síntoma de varias enfermedades mentales graves” nos dijo Lumerman
Así, por ejemplo, en el barrio Terrazas del Neuquén conviven con un puente sobre la ruta 7. En seis oportunidades los vecinos y vecinas evitaron que haya suicidios alertando a la policía ante gente con actitudes extrañas en el puente. No miraron para otro lado, se comprometieron.
La cuestión es compleja, multifactorial, incómoda; pero no por eso hay que barrerla debajo de la alfombra. Tenemos que comprometernos, es un problema de salud pública, de Estado; porque la decisión final muchas veces tiene que ver con problemáticas sociales no resueltas. La resolución de cuestiones económicas, el abordaje de los problemas vinculares, el ingreso a los consumos problemáticos, los tratamientos de la salud mental son medidas de prevención que desde los distintos niveles del estado se pueden tomar para tener una mejor calidad de vida.