Neuquén enfrenta un preocupante panorama en el consumo de agua: un habitante de la capital provincial utiliza, en promedio, 700 litros diarios, más del doble que el promedio nacional (400 litros) y muy por encima de los 100 litros recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En jornadas de temperaturas extremas, como las que superan los 40 °C, este consumo se incrementa aún más, generando problemas de presión y desabastecimiento en algunas zonas.
El Ente Provincial de Agua y Saneamiento (EPAS) potabiliza 250 millones de litros de agua diarios, un volumen que podría ser suficiente si se mantuviera un uso racional. Sin embargo, el diseño actual de las redes no soporta los picos de consumo derivados del derroche, especialmente en verano. El EPAS utiliza un sistema de «semáforo» para asociar el consumo al clima, con límites que oscilan entre 280 litros por persona a temperaturas moderadas y hasta 800 litros en jornadas extremas.
La principal dificultad radica en la distribución equitativa. Aunque se fuerzan los sistemas para maximizar su capacidad, factores como la topografía y la distancia a los puntos de captación complican el abastecimiento en ciertos sectores.
Neuquén cuenta con dos fuentes principales de suministro: el río Limay y el lago Mari Menuco. La planta potabilizadora Mari Menuco, inaugurada en 2010, provee 8,5 millones de litros por hora, permitiendo un crecimiento exponencial de la ciudad en la última década. Diseñada para abastecer a un millón de habitantes bajo un uso responsable, esta infraestructura comenzó a enfrentar limitaciones debido al aumento constante de la población.
Para afrontar este crecimiento, el gobierno provincial gestiona con el Banco Mundial la ampliación de la planta Mari Menuco, lo que duplicará su capacidad de potabilización y beneficiará a toda la región de la Confluencia.
Campañas de concientización
El EPAS impulsa iniciativas como el programa «Chau Derroche» para fomentar el uso responsable del agua, instando a priorizar el consumo humano e higiene personal. También se enfatiza la necesidad de un consumo solidario, minimizando actividades como el riego y el llenado de piletas en horarios restringidos (de 7 a 9 y de 21 a 23).
Acciones simples pueden marcar la diferencia para garantizar el acceso equitativo al agua potable, especialmente en un contexto de temperaturas extremas y aumento poblacional. Reducir el derroche es clave para proteger este recurso esencial.