Capital Federal.- El ministro de Energía, Juan José Aranguren, les pidió a las principales petroleras que no aumenten los precios de sus combustibles por dos meses, para no sumar otro elemento que impulse la inflación este mes.
El objetivo del Gobierno es moderar el impacto que tendrá sobre los precios la devaluación que viene sufriendo el peso desde la semana pasada.
Resulta que el 80% del costo de los combustibles está atado al precio del petróleo, que se compra y se vende en pesos, pero a una cotización atada al dólar. La devaluación del peso desde fines del mes pasado es del 6,94%. Eso implica que las petroleras deban juntar más pesos para pagar la materia prima. La única forma de hacerlo es con un aumento de los combustibles.
Hay otras presiones sobre los surtidores que están más relacionadas con la situación internacional. Entre ellas, el incremento de la cotización del petróleo Brent, que se usa como referencia. Desde fines del año pasado, el mercado de combustibles en la Argentina se rige con una mínima intervención de la política. Por eso, las naftas y el gasoil deberían bajar cuando cae la cotización internacional del crudo, pero también aumentar en caso contrario.
Las petroleras le dijeron a Aranguren que van a estudiar su pedido y quedaron en responder esta semana. Esperan que, a cambio, el Gobierno les compense el quebranto con una posible reducción de gravámenes sobre los combustibles mientras dure la presión cambiaria, algo que también está en la agenda del Gobierno.
El último aumento de combustibles ocurrió a principios de abril, con subas promedio del 4,5%, si bien en el caso de YPF el número fue menor.