Buenos Aires.- Agustín Pichot es una voz autorizada en el rugby argentino y se destaca por no esquivar temas comprometidos, pocas veces reconocidos por los protagonistas. Hace tiempo en una entrevista, el ex capitán de Los Pumas contó los abusos que sufrió cuando empezó a jugar, lo que habitualmente se conoce como «ritual» o «bautismo».
«El gran problema que hemos tenido como deporte -y lo tenemos como deporte-, es no haber diferenciado lo bueno y lo malo. Haber naturalizado la violencia», reflexionó.
«Naturalizamos que en un bautismo te caguen a trompadas, que te muerdan hasta que no te puedas sentar, a mí me pasó, les hablo de la experiencia mía. Me mordieron la cola, un cachete. No me pude sentar por cuatro días, no tiene nada de gracioso», expresó.
Relató que después del crimen de Fernando Báez Sosa, golpeado por un grupo de rugbiers, le preguntó a su hija qué opinaba de los jugadores de rugby. «Son unos patoteros, quilomberos, agresivos», le respondió.
«Por eso le mandé un mensaje al papá de Fernando pidiéndole disculpas en lo que me competía a mí, porque en definitiva yo había sido uno de los que había transmitido esa naturalización, desde mi lugar, de alguna forma», aseguró.