La polinización es un proceso clave en el ciclo vital de lasplantas con flor. En esencia, durante el mismo los granos de polen se transfieren de la antera, el órgano reproductor masculino, por así decirlo, al estigma, el femenino. Aunque algunas se autofertilizan, muchas otras emplean los servicios de insectos, y las abejas son, en este sentido, excelentes polinizadoras. Tanto, que un tercio de la producción mundial de alimentos depende de ellas.
Ahora, un equipo de investigadores de distintas instituciones alemanas coordinados por Panagiotis Theodorou, un zoólogo de la Universidad Martín Lutero en Halle-Wittenberg, ha averiguado que las abejas urbanas polinizan más plantas y más a menudo que las silvestres. Y ello, a pesar de que están más expuestas a los parásitos, lo que acorta su esperanza de vida.
En un artículo publicado en la revistaProceedings of the Royal Society B, estos científicos indican que su idea era estudiar cómo podría afectar a la polinización el uso de la tierra que lleva a cabo nuestra especie. Para ello, distribuyeron una serie de plantas en nueve enclaves, situados en el centro la ciudad de Halle y en las zonas agrícolas cercanas, y observaron el comportamiento de los insectos que acudían a ellas. Así, pudieron determinar que los insectos polinizaban más a menudo las que se encontraban en áreas urbanas, si bien estos presentaban más parásitos que sus parientes silvestres.
“Esta investigación muestra claramente que el moderno entorno agrícola resulta muy pobre para las abejas y las plantas que polinizan”, indica el biólogo Robert Paxton, que también ha participado en el estudio. Según este experto, “las condiciones en las ciudades son considerablemente mejores; en ellas, las personas cultivan más plantas con flores, lo que aumenta su diversidad y, además, atrae a más de esos insectos sociales y a abejorros”.