Buenos Aires.- Cuando el sindicalismo peronista parecía decidido a archivar sus protestas hasta 2015, la escalada retórica con la Casa Rosada por el impuesto a las ganancias y la inflación podría empujar a las diferentes vertientes de la CGT a un estado de conflictividad que no contemplaban para la víspera del fin de año.
Hugo Moyano rompió su pasividad tras escuchar las explicaciones del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y del ministro de Economía, Axel Kicillof, para no modificar el tributo que pesa sobre los salarios. Los funcionarios argumentaron que Ganancias es un «aporte solidario de los trabajadores» y que cobrar el impuesto «es filosófica e ideológicamente necesario». Kicillof ya había avivado la tensión con una ironía sobre los porcentajes de inflación que manejan los gremios: «Lo del 40 por ciento es un dibujo».
Fue inmediata la réplica de Moyano. «La prudencia tiene un límite. Son marxistas con la plata de los otros. Faltan el respeto», dijo el jefe de la CGT opositora en declaraciones radiales. Y convocó para mañana a la cúpula de su central para evaluar alguna medida de protesta que hasta hace unos días parecía improbable.
Fuente: La Nación.