Estados Unidos.- El jurado que debía decidir si se presentarían cargos en contra del oficial de policía Darren Wilson, que mató en Ferguson al joven afroamericano Michael Brown, de 18 años, anunció anoche que no encontró motivos para procesar al efectivo. Desde que se conoció la decisión, empezaron las protestas de la comunidad local, que derivaron en disturbios, saqueos, incendios y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Con el transcurso de las horas, las manifestaciones se extendieron a las principales localidades norteamericanas.
El FBI y la Guardia Nacional se encontraban Ferguson para contener las protestas. Varias tiendas y farmacias fueron atacadas y un patrullero fue incendiado. La policía local utilizó gas lacrimógeno para dispersar a los manifestantes, que lanzaban objetos contra los agentes. «No hay justicia, no hay paz», gritaban, mientras efectivos les pedían que se detuvieran.
Allí, con carteles de repudio al racismo, el «terror policial» y el accionar de la justicia, los manifestantes lanzaron botellas y ladrillos contra vehículos policiales. Además, varias tiendas fueron destruidas.
Los gritos de protesta se oyeron también en grandes ciudades como Nueva York, Washington, Seattle, Los Angeles, Oakland y Chicago. En Times Square, protestantes lanzaron un líquido que imita la sangre en la cara de un oficial de policía.
Ayer, la familia Brown se manifestó «devastada»: «Estamos profundamente desilusionados por el hecho de que el asesino de nuestro hijo no tendrá que responder por sus acciones», afirmó su vocero. Pero llamó a la calma: «Responder a la violencia con violencia no es la respuesta», expresó.
Fuente: La Nación.