Una buena parte de la población conoce o escuchó hablar alguna vez de este megayacimiento de hidrocarburos no convencionales que se extiende en gran medida sobre la provincia de Neuquén y que es el caballito de batalla del Gobierno para recuperar el perdido autoabastecimiento energético.
En medio de una crisis de energía que sacude las cuentas nacionales y preocupa a toda la cúpula oficial, cada vez más argentinos consideran que el impacto económico de Vaca Muerta es importante.Así lo muestra un sondeo elaborado por Poliarquía en exclusiva para El Cronista, en el que revela que 5 de cada diez argentinos cree que el reservorio tendrá un impacto significativo en la economía local. No es un dato menor, teniendo en cuenta que desde el 2010 el país pasó de exportar a importar energía en grandes cantidades, con compras que el año pasado superaron los u$s 12.000 millones y que son el principal agujero en la balanza comercial y motivo del cepo cambiario impuesto por la administración de Cristina Kirchner hace 3 años.
La encuesta de Poliarquía realizada a nivel nacional, sobre 1584 casos, arroja en los últimos datos relevados en octubre que 61% de de los encuestados ha escuchado o leído sobre Vaca Muerta. De ese porcentaje, un 86% considera que el impacto del yacimiento será «muy» o «bastante» significativo sobre la economía argentina. Pero además, el trabajo indica que ese número se fue incrementando en el tiempo.
En mayo pasado, por ejemplo, ese porcentaje se ubicaba en 81%. Los números se dan incluso con la percepción de un 47% que sostiene que la explotación del área puede generar «mucho» o «bastante» daño medioambiental (porcentaje que, de todas formas, viene declinando en los últimos meses. En mayo, por caso, se ubicaba en 54%). La semana pasada, en un discurso oficial, Cristina resaltó la importancia del yacimiento, del que recordó es el segundo más importante en reservas de shale gas a nivel mundial y también destacó las bondades económicas que traerá su explotación. La mandataria hizo referencia a un reciente estudio de Accenture que sostiene que el desarrollo de la industria de shale oil y shale gas podría aportar u$s 67.800 millones anuales al crecimiento del PBI.
La percepción creciente de que Vaca Muerta ayudará al país a salir de aprietos deficitarios está relacionada con la vida cotidiana. Hoy la energía es un tema de agenda: los reiterados apagones de luz, las fallas en los sistemas de distribución de electricidad, el déficit en las cuentas publicas, la quita de subsidios energéticos ya imposibles de mantener y su consecuente tarifazo, el aumento de más de 60% en un año de los combustibles, son todas imágenes de la cotidianeidad de los argentinos por el que el tema energético ha tomado una dimensión difícil de obviar.
En esa línea, el sondeo de Poliarquía consigna que hoy el 68% de quienes han escuchado sobre Vaca Muerta se muestra de acuerdo con que se extraiga petróleo y gas (pese a los perjuicios ambientales). Ese alto porcentaje de aprobación asciende a 81% entre quienes aprueban la gestión de CFK y desciende a un 61% entre quienes la desaprueban. «Aunque es el electorado afín al kirchnerismo el que se manifiesta más optimista con la explotación de Vaca Muerta, lo cierto es que en líneas generales el yacimiento genera gran expectativa en toda la población, más allá de las diferencias sociodemográficas y políticas», explicó Alejandro Catterberg, director de Poliarquía. «Los potenciales beneficios económicos le están ganando la batalla de la opinión pública a los potenciales riesgos medioambientales», describió.
Sin embargo, para el desarrollo de shale oil o shale gas se necesitan de inversiones siderales. El propio Miguel Galuccio, presidente de la estatizada YPF (que hoy opera casi la mitad de Vaca Muerta), reconoció que para que el yacimiento arroje resultados exitosos se requiere de inversiones multimillonarias para que, en el mejor de los casos, comiencen a percibirse dentro de 10 años. Por esa razón es que Galuccio convenció a la Presidenta de la importancia de relanzar una nueva Ley de Hidrocarburos. Para el ingeniero, principal ideólogo del proyecto que la semana pasada obtuvo sanción definitiva en el Congreso, la nueva normativa debía otorgar a las empresas beneficios para que se sientan atraídas a desembolsar fondos en un país de inestabilidad tanto económica como jurídica.
Según el trabajo de Poliarquía, tres de cada diez argentinos considera que el Gobierno necesita de aportes y fondos de empresas privadas para desarrollar esta inversión y sólo un 38% de los que conocen el yacimiento piensa que el Estado cuenta con los aportes necesarios. Hasta el momento, YPF consiguió una sola inversión de peso. El contrato que firmó con la multinacional Chevron del cual se desconoce la letra chica y para el que se debió elaborar un decreto especial (el 929) con ventajas financieras e impositivas que con la nueva ley cobró rango general.
(FUENTE: ELCRONISTA.COM)