El peligro de la falta de regulación y el incremento de los influencers que se suman a promocionar estas prácticas -muchas veces son clandestinas- generan que la información termine al alcance de la mano de un público muy influenciable: los adolescentes.
Los especialistas aseguran que los varones de entre 15 y 25 años son los principales consumidores de estos juegos online y que, además de ser un entretenimiento, genera falta de proyectos a futuro ante el ingreso de “dinero fácil”.
El modus operandi es sencillo: las historias de Instagram redirigen a una cuenta de WhatsApp, que permite crear un perfil en cuestión de segundo para dar apertura al juego.
El pago a través de billeteras virtuales que pueden utilizarse desde los 13 años y el nulo control sobre quiénes acceden a estos links generan más atracción entre los jóvenes.
Todo al alcance de la mano y de la conectividad de internet.