China.- Lo que conocemos como núcleo es la capa más profunda de la Tierra. Se compone de dos partes: una externa, fluida, que se sitúa de los 2.900 a 5.100 kilómetros de profundidad; y otra interna que llega al centro de la esfera, hasta los 6.370 km aproximadamente. Es decir, nuestro planeta es una especie de matrioska planetaria, como si fuera un planeta dentro de otro planeta.
El revuelo mundial de las últimas horas con el núcleo es por Yi Yang y Xiaodong Song, dos investigadores del Instituto de Geofísica Teórica y Aplicada de la Universidad de Pekín, en China, que acaban de publicar en la prestigiosa revista Nature Geoscience un estudio sobre el comportamiento del núcleo de la Tierra que sorprendió a la comunidad científica.
Según los datos obtenidos, la velocidad de rotación del núcleo terrestre se habría ralentizado en los últimos años y, además, habría empezado a girar en sentido contrario, hacia el oeste. En palabras del Instituto de Geociencias (IGEO), «lo que la nueva investigación afirma es que el núcleo ha decrecido su velocidad y está ‘desacompasado’ con la velocidad de giro del resto del planeta. Es como si nosotros, la corteza, nos adelantáramos respecto al núcleo».
Aunque se creó cierta alarma alrededor de la noticia de esta ralentización del giro del núcleo de la Tierra, la verdad es que el impacto que puede tener en las vidas de quienes habitamos la última de las capas terrestres, la corteza, es mínima.
Como todo el mundo sabe, la Tierra tarda 24 horas en girar sobre sí misma, es decir, 1440 minutos, o lo que es lo mismo, 86.400 segundos en dar un giro completo de 360 grados. Y las diferencias detectadas por el estudio son del orden de 0,1 grados por año, es decir, una cantidad muy pequeña teniendo en cuenta que cada año se producen 365 giros de 360 grados.
A nivel científico esta diferencia en el giro sí puede generar un cambio pero es tan pequeña que no producirá cambios perceptibles para el ser humano. Según los investigadores, el día se podría llegar a alargar o acortar una milésima de segundo respecto a los últimos 50 años.
Fuente: National Geographic