Estados Unidos.- El 5 de abril de 1994, Kurt Cobain se quitó la vida de un escopetazo. Tres días después, su cuerpo fue hallado por un electricista que había ido a trabajar a la vivienda del músico.
Antes de gatillar, el líder de Nirvana se inyectó tres dosis de cocaína y comenzó a escribir su carta de despedida. La misma iba dirigida a Boddha, su amigo imaginario de la infancia.
«No puedo soportar la idea de que Frances (su hija) se convierta en el rockero miserable y autodestructivo que me volví», escribió, y en la última línea de su texto aseguraba que la pequeña, de entonces 20 meses, estaría mejor sin él.
En ese momento terminó la vida del atormentado cantante, héroe de una generación de jóvenes que vieron en su banda, Nirvana, un grito de rebeldía contra la sociedad que los juzgaba.