Buenos Aires.- El 26 de junio de 2002, la lucha social y piquetera sumó dos nuevas caras a sus banderas. Ese día, Darío Santillán y Maximiliano Kosteki fueron asesinados por personal policial en cercanías a la estación Avellaneda.
La protesta se daba en el marco de la profunda crisis que atravesaba el país y que había comenzado en el 2001 con la renuncia del presidente Fernando de la Rúa.
El 9 de enero de 2006 se leyó la sentencia del Tribunal Oral n.º 7 de Lomas de Zamora. Alfredo Fanchiotti y Alejandro Acosta fueron condenados a cadena perpetua por doble homicidio. El comisario Félix Vega y los principales Carlos Quevedo y Mario De la Fuente fueron sentenciados a cuatro años de prisión por encubrimiento agravado. Los otros dos acusados de encubrimiento, el oficial Gastón Sierra y el cabo Lorenzo Colman, fueron condenados a tres y dos años de cárcel, respectivamente.
Pese a que las condenas se cumplieron y dos se cumplen actualmente, las agrupaciones sociales protagonistas aún piden por los responsables políticos de la represión y posterior muerte de los activistas.